9 meses sin hacer la cama, ni la compra, ni la colada, durmiendo de hotel, sin cocinar, sin despertador, sin móvil, sin ver "mira quien baila"... Vamos que ha sido la hostia en verso. Pena por volver? Hombre un poquito, pero creo que el viaje fue perfecto y que ha durado exactamente lo que debió durar, ya que después de todo este tiempo ciertas cosas habían dejado de sorprendernos, lugares en los que al principio hubieramos flipado lo más grande y donde hubieramos tirado 200 fotos ahora pasaban inadvertidos y esa actitud no es buena para un viajero.
Eso fue más o menos lo que nos sucedió en la costa oeste de Tailandia, lugar en el que pasamos los últimos 15 días de nuestra tourne asiática. Esta es la zona donde está Krabi y Phuket cuyos alrededores son acojonantes, con islas de cagarse y playas de flipar (aquí se grabó la peli "La playa" del DiCaprio tiiiiaaaaa!!!!!) pero a nosotros el lugar nos paso sin pena ni gloria, la playa se había vuelto nuestra oficina... También es verdad que esta zona de Tailandia da un poco de asquete y parece Benidorm con toda la costa petada de mega hoteles 5 estrellas, tiendas playeras de souvenirs, ordas de guiris luchando por un hueco bajo las sombrillas que atiborran la playa, pijos en moto de agua y demás fauna, pero a pesar de todo esto estoy seguro que de haber llegado aquí con unos meses menos a las espaldas habríamos encontrado nuestro sitio y habríamos disfrutado más del lugar pero ya estábamos demasiado tiquismikis y no nos sorprendía na de na.
Pablo: Joder tio, hay un puto dragón de 7 cabezas escupiendo jodido fuego detrás de ese maldito volcán en erupción!!
Pedro: y que me quieres decir con eso?
Pablo: No, nada, que si buscamos un sitio pa comer porque yo ya empiezo a tener un poco de gusa...
Bueno, la verdad que si que hubo algo que nos sorprendió en gran medida: la fiesta del Shonkran o año nuevo tailandes, que aquí como son más chulos que un ocho lo celebran el 13 de abril. Su milenaria tradición dice que para quitarse de encima los malos demonios que nos han seguido durante el año anterior, este día los monjes derraman un poco de agua por encima de la cabeza de los fieles para así limpiar su alma y empezar cándidos el nuevo año. Como te puedes imaginar, con el paso de los años esta fiesta religiosa ha ido degenerado hasta convertirse en un auténtico desmadre. La gente compra pistolas de agua gigantes, se chuma 20 birras y se tira a las calles a empapar a todo hijo de vecino. Una auténtica y desternillante batalla campal vaya.
La cosa sonaba interesante pero la verdad que nosotros estábamos un poco acojonados por todo el tema del levantamiento de los opositores al presidente del gobierno que se habían levantado esos días en armas en Bangkok en lo que parecía un inminente golpe de estado. En 4 días de revuelta en la capital, el saldo era de 2 muertos y más de 100 heridos así que había que andarse con ojo y no dar mucho el cante, había que pasar inadvertido: había que disfrazarse de pilingui. Así que nos fuimos al centro comercial más cercano y salimos de allí hechos unos pinceles, con un buen par de pelucones, unos sugerentes vestidos a la altura de una nochevieja tan especial y un pretendiente coreano llamado Lee.
Fue divertidiiiiiiiiisimo, pero el hecho de ser las 2 únicas personas disfrazadas de todo el puto pueblo y encima con semejante escotazo hizo que fueramos el objetivo principal de todas las pistolas y tras 6 horas de lucha acabamos abandonando el lugar en retirada con un pedo importante y los dedos mas arrugados que la papada de Bud Spencer.
Y así, limpias y enteras como Dios nos trajo al mundo nos disponíamos a abandonar Asia. Los últimos días de viaje se escurrían como arena entre los dedos, no nos quedaba ya nada por hacer aquí más que esperar la hora de nuestra marcha y nuestras cabezas ya planeaban sobre la fría y vieja Europa. Pero el pueblo asiático nos tenía guardada una última sorpresa, un multitudinario y sentido homenaje por nuestra enorme aportación a este majestuoso continente.
http://www.youtube.com/watch?v=Jf7Nehv2BSI
Con los ojos todavía repletos de lágrimas y 15 horas de vuelo en las nalgas llegábamos a London, donde fuimos calurosamente recibidos por las más altas esferas del gueto hispano quienes nos recibieron como a valerosos guerreros llegados de las cruzadas. Tras una semana de descompresión ibérica a base de refriegas de lentejas, tortilla y mus, las estrellas me indicaron que era el momento exacto para volver a casa, el día H, ya que volver a España ese día en concreto daba a mi regreso un significado cósmico que resumía toda la filosofía de nuestro viaje. Ese día era por supuesto el 1 de mayo, día del trabajador.
Y esa fue la última vez que vi a Pedro... Tras 9 meses nuestra aventura tocaba a su fin, nuestros caminos se separaban (él a Bélgica de comunión y yo a Santoña). Fue duro amigas, pero necesario. Habían sido demasiadas mañanas despertando con la sobrecogedora visión de un culo peludo en la cama de al lado (cuando no en tu misma cama) y como sabes, eso hay veces que se lleva mejor que otras. Las relaciones se oxidan con el tiempo y las cosas no son tan dulces y perfectas como al principio, necesitabamos un "break" pues el rojo de nuestra pasión se había tornado lila y empezaron a aflorar las dudas: "que si sus pedos ya no me suenan como antes", "que si hace mucho ruido al mear"... Pues eso, que habíamos llegado a un punto en que mas que "amigos" parecíamos un sketch de las "matrimoniadas" que de Jose Luis Moreno, que en paz descanse:
http://www.youtube.com/watch?v=RTe7QzgWmbI
Pero rencillas a un lado, fuimos tan felices!!!! Y te preguntás: " ahora que?". Pues eso me gustaría saber a mi. De momento creo que toca quitarse el traje de superheroe viajero por un rato y buscar el calor de la rutina, aunque viendo el tema de la crisis, el cerdo loco, el racing y demás igual hay que dejarse el traje puesto y simplemente ponerse una rebequita por encima...
Sea como sea, tenemos claro que somos hombres y no ratas y al igual que Robert Redford y Paul Newman en "dos hombre y un destino" sabemos cuales son las consecuencias de haber elegido este camino, conocemos cual será nuestro final pero no vamos a quedarnos de brazos cruzados esperando a que nos alcancen, no vamos a compadecernos de nosotros mismos como perdedores sino que seremos nosotros los que nos arrojemos a los brazos de nuestro destino forjando así nuestra propia leyenda.
http://www.youtube.com/watch?v=QGfGdkFj5Pc
Esto es lo que comúnmente se conoce como "llegar y besar el paro". Y colorín colorado, desde la Meca anchoil, disfrutando del chocolate a la taza de mamá y con los carrillos repletos de sobaos pasiegos con el noble objetivo de recuperar cuanto antes esa barriguita que tantas tardes de gloria le brindó, se despide de una vez por todas el intrépido santoñés errante, cuyas aventuras y desventuras espera hayan sido lo suficientemente evocadoras como para haber despertado en ti la envida y mala hostia necesaria para mandar tu vida al cuerno por un rato y darle al cuerpo un poco de azuuuuuuuuuuuucar. Un beso muy fuerte y hasta otra corazones.